jueves, 2 de junio de 2011

CAMINO DE SANTIAGO EN NAVARRA

 CAMINO FRANCES

Por Navarra:
ETAPA 2
 ARTE 
Monumentos religiosos
El Hospital fundado por el obispo de Pamplona Sancho Larrosa, con la colaboración de Alfonso I el Batallador y algunos nobles. Los papas lo tomaron desde un principio bajo su protección. Desde su fundación lo ha regido un Cabildo de canónigos regulares de San Agustín. En 1984 pasó a depender del arzobispado de Pamplona. El Prior sigue ostentando el título medieval de Gran Abad de Colonia. El cargo de «hospitalero» lo lleva un canónigo. En el siglo XVII se repartían 25.000 raciones anuales entre los peregrinos.
El hospital que existe actualmente fue diseñado en 1792 por el arquitecto José Poudez, levantándose entre 1802 y 1807 con los criterios de la arquitectura neoclásica. Consiste en un gran bloque horizontal con tres plantas hacia el patio y cuatro hacia el este, apenas marcado por ventanales cuadrangulares, y al que se accede por un portal con arco de medio punto enmarcado por pilastras, friso y frontón triangular.


Iglesia de Santiago o de los Peregrinos

Sancho «el Fuerte» de Navarra en la Batalla de las Navas de Tolosa en una vidriera en Roncesvalles.
Pequeña iglesia gótica del siglo XIII, situada junto al Silo de Carlomagno. Es una sencilla fábrica de planta rectangular con dos tramos que incluyen la cabecera recta y bóveda de crucería simple. Unas columnas de fuste cilíndrico sirven de soporte para la cubierta. En su interior hay una figura del Apóstol Santiago. El exterior tiene muros de sillar irregular, sin contrafuertes, con una portada de arco apuntado y Crismón.
Fue utilizada como parroquia hasta el siglo XVIII. Quedó sin culto durante un largo periodo hasta que fue restaurada por Florencio Ansoleaga en el siglo XX, quien abrió un pequeño óculo sobre la puerta e incorporó la mítica y legendaria campana que orientaba a los peregrinos en la capilla que había en el collado de Ibañeta: la capilla de San Salvador.

ETAPA 3


Desde la iglesia de San Nicolás se cruza un puente sobre el río Arga y se tuerce a la derecha por un camino de asfalto que conduce a Aquerreta. Desde Aquerreta, una angosta vereda desciende hasta cruzar una carretera comarcal, tras lo cual viene un prado y un pequeño bosque de hayas. Se desciende luego, paulatinamente, hasta la orilla izquierda del Arga y, siguiendo su curso, se llega a Zuriáin, donde se atraviesa el río.
Hay que salir luego a la C-135 y avanzar por ella unos 500 metros, tras los que se abandona por su lado izquierdo para tomar la carretera local que se dirige a Ilurdoz. Se atraviesa el río por el puente de Anchoriz y se enfila una vereda, que entre el monte y el Arga llega a Iroz, donde de nuevo se vuelve a cruzar el río Arga y se sale a la C-135, que se abandona a la altura de Zabaldica, por la derecha. Desde aquí hay dos posibilidades:
a) Subir hacia la parte del monte, pasando junto a los transformadores de la luz.
b) Seguir por la falda del monte, pasando junto al caserío de Arleta.
Ambos caminos se vuelven a juntar antes de un terraplén que hay que bordear. Después se cruza po un túnel la carretera N-121, Pamplona-Irún, y se continúa paralelo a ella, por una pista de asfalto que va bordeando el monte Miravalles y conduce hasta la Basílica de la Trinidad de Arre, en Villava, después de cruzar el puente antiguo sobre el Ulzama.


ETAPA 4


A la salida de Cizur se tuerce a la derecha, a la altura del frontón, por entre unos plataneros. Por una pista ancha de tierra, se desciende suavemente hacia una urbanización de chalés, por entre los que se pasa.
A continuación, y tras una gran curva a la derecha, se abandona el camino y se atraviesa por unos campos de labor, hasta cruzar la carretera de Galar. Se bordea este pueblecito que queda en un alto, a la izquierda, hasta que el camino, a la altura de una pequeña alameda, vuelve a perderse entre tierras de labor, que hay que salvar siguiendo las lindes. Aparece luego un camino que va bordeando un arroyo para llegar a los pies del caserío de Guendulain.
Desde este punto, el camino comienza a afrontar las primeras estribaciones de la sierra del Perdón que, ya desde Pamplona, ha venido dominando el horizonte de este tramo de la etapa. Tras 2 km de leve ascensión se llega a Zariquiegui.
Se atraviesa el caserío, se pasa al lado de la iglesia y se retorna el camino que lleva, en acusada pendiente, a la cima del alto de Santa María de Erreniega (780 m), una de las cotas de la sierra del Perdón. Poco antes de alcanzar ésta, se deja a la izquierda la fuente de Reniega. Desde lo alto se puede ver, por un lado, la cuenca de Pamplona con los Pirineos al fondo, y por otro, el valle de Valdizarbe, con Uterga, Muruzábal y Obanos, alineados a lo largo del camino que lleva a Puente la Reina, con las elevaciones de Arnotgui y Montejurra a lo lejos.
Tras cruzar la carretera, se inicia un pronunciado descenso que, entre encinas y matorrales, conduce hasta Uterga, 3 kms mas adelante. A continuación se toma una pista de asfalto por la que se llega a Muruzábal, a 1 km de Uterga. A la salida del pueblo, en el lugar donde se alza un crucero, se abandona la carretera y se toma el camino que discurre paralelo a ella, por su derecha, hasta Obanos.
Desde allí se desciende por la carretera por la que viene el Camino Aragonés, desde Somport, y que se une a la N-111 poco después, en el lugar donde se halla el monumento al Peregino. Acto seguido se entra en Puente la Reina.
 
 
ETAPA 5

Salimos por el Puente construido sobre el río Arga, por la reina Munia en el Siglo XI y entramos en el barrio de las Monjas.
Surcando el valle, llegamos a Mañeru, donde podemos visitar la Iglesia Gótica de San Pedro y las ruinas del hospital de Bargota.  Llegamos a Cirauqui, calles y viviendas arracimadas en la ladera de una montaña, nos trasladan a la época medieval, destacando el Pórtico de la Iglesia de San Román.
Podemos ver, las ruinas medievales de Urbe y a continuación descender al valle de Yerri. El siguiente pueblo, es Lorca, se puede contemplar la Iglesia de San Salvador, románica del Siglo XII y disfrutar de las bellas casas blasonadas.
Continuamos el camino y cruzamos sobre el río Iranzu,  por un puente románico de dos ojos para llegar a Villatuerta, podemos ver la ermita San Miguel, del siglo XI.
Antiguamente, los peregrinos seguían hasta el Monasterio de Irachi. El Rey de Navarra, Sancho Ramírez, fundo Estella, desplazando el camino de Villatuerta a Estella y abandonando el acceso al Monasterio de Irachi.
Estella es una ciudad medieval, que merece ser visitada y cuyo auge y crecimiento se lo debe al Camino. La Arquitectura y convivencia entre: navarros, francos y judíos, le ha valido el calificativo de "pequeña Toledo".

Que puedes debes visitar en la Etapa 5 del Camino de Santiago Francés

Merece la pena visitar, su legado monumental: La Iglesia del Santo Sepulcro, del Siglo XII, con una portada de 12 arquivoltas, y un tímpano que representa a Cristo bajando a los Infiernos y un friso de Apóstol Santiago Peregrino, las románicas de San Juan Bautista y de San Miguel, la de San Pedro de Lizarra de estilo Gótico, la de San Pedro de la Rúa con su capitel de columnas torcidas y el Palacio de los Reyes.
En
Puente la Reina la Iglesia del Crucificado, que muestra un ejemplar unico de Cristo Crucificado en un Cruz que adopta la forma de la Pata de la Oca. Ampliar información 

ETAPA 6
De frente por las calles la Rúa, San Nicolás y Camino de Logroño. Partimos por los primeros rincones que dieron vida a Estella, poblados por francos gracias al Fuero otorgado por el rey Sancho Ramírez en el 1090. Entre la Rúa y San Nicolás, a un lado el Palacio de los Reyes de Navarra, del siglo XII y fachada porticada, y al otro la moderna escalinata que conduce a San Pedro de la Rúa, iglesia de bella portada y mejor claustro que parece vencer las leyes de la gravedad. Se sale a la calle de Zalatambor y seguimos de frente tras la rotonda. Después de la gasolinera nos desviamos ligeramente a la derecha y continuamos hasta Ayegui, antiguo señorío eclesiástico que posee su propio ayuntamiento y que se encuentra ensamblado físicamente con Estella (Km 2).
La ruta tradicional desciende hasta la fuente del Vino y el Monasterio de Irache. La pila mana agua y también vino desde 1991 y permite refrescarse antes de llegar al cenobio de Irache, situado bajo Montejurra desde el siglo XI. Reúne todos los estilos posibles y hoy se encuentra deshabitado. Al dejarlo atrás llegamos a un punto donde se presentan dos opciones para seguir: la primera, más boscosa y de frente, va por las laderas de Montejurra y pasa por Luquin; la segunda, hacia la derecha, es la más tradicional y visita Azqueta y Villamayor de Monjardín. Ambas variantes se juntan antes de Los Arcos. Elegimos la tradicional, que nos lleva a cruzar la N-111 y transitar por un vial de servicio entre el Camping Iratxe y la urbanización del mismo nombre (Km 4). Un túnel da acceso a un camino rodeado por terrenos de labor que más adelante penetra entre masas apretadas de carrascas. La senda se aborta fugazmente para cruzar la carretera de Igúzquiza pero nos acoplamos de nuevo a ella y seguimos hasta Azqueta, localidad con bar reciente donde vive Pablo Sanz Zudaire, apodado Pablito el de las Varas. Mítico en el Camino, Pablito construye y ofrece desde 1986 varas de avellano a los peregrinos que se acercan hasta su casa (Km 7,4).
Quién sabe si con un bordón nuevo dejamos Azqueta y, pasadas unas naves, giramos a la izquierda para ganar la partida al desnivel entre viñedos. Al borde del camino hay un aljibe medieval conocido por la fuente de los Moros, pensado para saciar a los peregrinos medievales, y más adelante se encuentra ya Villamayor de Monjardín (Km 9,2). Arriba, en la cumbre del monte Monjardín, se hallan los restos del castillo de San Esteban de Deyo. En el pueblo destaca la iglesia de San Andrés, románica del siglo XII y con torre barroca del XVIII. Fue restaurada entre 1973 y 1984 y su mayor tesoro es una antigua cruz procesional de plata que ya tiene réplica en la catedral de la localidad polaca de Torun. Villamayor también es famosa por su bodega y son sus propios viñedos los que se encargan de guiarnos por el valle que un día fue conocido como San Esteban de la Solana. Dos kilómetros después llegamos al cruce de la carretera de Urbiola, con fuente para hidratarnos bien y sobrellevar los próximos diez kilómetros sin poblaciones intermedias y a través de largas y monótonas pistas de concentración (Km 11,3). Unos textos de R. Ábrego animan este tramo solitario. En un panel, uno de ellos nos informa de que en un lugar cercano, en 1873, el general liberal Domingo Moriones y su ejército fueron derrotados por los carlistas (Km 13,3).
Hora y media después entramos en Los Arcos por el paraje de San Vicente y la calle Mayor. El pueblo conserva gran parte de su legado histórico y los antiguos hospitales de peregrinos de Santa María, Santa Brígida y San Lázaro han pasado el testigo a un buen número de albergues más modernos. Se llega hasta la plaza porticada de Santa María donde se ubica la iglesia del mismo nombre, un monumental edificio en el que se dan cita desde el románico tardío hasta el barroco. La plaza invita al descanso, merecido y necesario para afrontar el tramo final de etapa (Km 21,2).
Traspasamos el portal de Castilla e inmediatamente cruzamos la carretera y el río Odrón. Pasadas las últimas casas de Los Arcos retornamos a otra pista agrícola que avanza en línea recta, paralela a la N-111, durante tres kilómetros. Llegados a este punto, difícil de describir pero señalizado, nos desviamos a mano derecha por una senda (Km 24,8). Proseguimos por ella hasta la regata de San Pedro y la carretera de Sansol, que tomamos para llegar hasta esta localidad (Km 28). La abandonamos junto a un chalé ya a la vista de Torres del Río. Un rápido descenso, bajo el puente de la carretera, nos sitúa a las puertas de esta población final de etapa. Cuesta subir por sus empinadas calles y dar con la iglesia del Santo Sepulcro, templo octogonal del siglo XII que mantiene una torre adosada que pudo utilizarse como faro para guiar a los peregrinos que nos precedieron siglos atrás (Km 29). 

ETAPA 7
Antes de acceder al interior damos una vuelta al rededor del templo cuyo alzado y planta veremos reflejado en el interior y de paso, podemos observar la magnífica sillería perfectamente escuadrada con la que está construida. El abs_torres.jpg (28306 bytes) octógono presenta: adosado al este, el ábside semicircular sobre un pedestal para salvar el desnivel del terreno, tiene una ventana axial de medio punto sencilla; al lado opuesto la torre por la que se ascendía a la linterna, con vanos muy estrechos como saeteras. Horizontalmente se divide el edificio central en tres cuerpos claramente separados por impostas molduradas. En las esquinas tiene adosadas columnas que terminan en capiteles de decoración vegetal.
En el cuerpo inferior sólo destaca la portada que hemos comentado. El segundo está decorado con arcos ciegos apuntados, con excepción de los inmediatos al ábside que tienen en su interior, además, ventanas de medio punto con dos arquivoltas sobre columnas con capiteles decorados con aves o entrelazos y con cimacios de dibujo geométrico. vent_torres.jpg (27984 bytes)El cuerpo superior y en todos sus lados -menos en el que tiene la torre adosada-, presenta ventanas también de medio punto, con dos arquivoltas de grueso bocel, con bolas en los intradós y chambrana  decorada con vegetales; descansan sobre un cimacio liso, que da paso a columna y una amplia pilastra a cada lado, las primeras con capiteles de lint_torres.jpg (32288 bytes)decoración variada, tanto vegetal, como bestiario ; son prácticamente ciegas, perforándolas una pequeña abertura que ilumina la cúpula, como veremos más tarde. Por encima, el tejaroz cóncavo con bolas, sustentado por modillones de cuatro lóbulos, da paso a la linterna que asemeja las formas del edificio, octogonal, dividido horizontalmente en tres cuerpos y columnas en las esquinas;  se abren a los cuatro puntos cardinales unos vanos lisos de arco de medio punto rebajado.
Lo primero que llama la atención nada más entrar es la cúpula, quelat_torres.jpg (31264 bytes) culmina los dos cuerpos, éstos diferenciados claramente por una imposta taqueada y cortados en su vertical por columnas absint_torres.jpg (34378 bytes) adosadas en las esquinas del octógono, con capiteles que representan temas típicos del románico: centauro disparando  flecha a arpía, monstruo entre leones, vegetales entrelazados, roleos y en el arco del triunfo historiados, con el Descendimiento y la Resurrección. A excepción de estos dos últimos que tienen una imposta de entrelazos y palmetas, todos los demás se mantienen unificados por el taqueado que recorre el perímetro de la nave.
 La cúpula como hemos dicho, logra centrar la atención del visitante. Está formada por una estrella debov_torres.jpg (30988 bytes) ocho puntas dibujada con fuertes nervios prismáticos cruzados, que nacen en modillones polilobulados; en los ángulo de unión se abren los pequeños vanos cubiertos de celosías talladas en piedra con remate de torres y castilletes, en correspondencia a los que hemos comentado de las ventanas exteriores. De las columnas nace un nervio más, que refuerza el ángulo en los cruces de los nervios. En el espacio central, sobre una moldura taqueada se eleva una perfecta cúpula circular.
Al ábside se accede por un arco apuntado  sobre columnas con los capiteles descritos anteriormente y  bóveda de horno a partir de la imposta taqueada, continuación de la que separa el primer cuerpo. Está iluminada por la ventana axial de medio punto abocinada y lisa que hemos visto en el exterior,  iluminando un Cristo con cuatro clavos y corona real tardo románico.
En las paredes laterales anteriores al ábside se abren las ventanas de medio punto, fuertemente abocinadas con una arquivolta decorada con palmetas y otros vegetales, que voltea sobre columnas con capiteles de temas vegetales y animales, los cimacios presentan dibujos geométricos.
semiizda_torres.jpg (33612 bytes) cristo_torres.jpg (31568 bytes) semidcha_torres.jpg (33546 bytes)

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